"Y bastaba una caricia para dar vuelta el mundo..."
La simplicidad es ponerse desnudos delante de los demás. Y no tener la dificultad de ser auténticos con los otros. Tenemos temor de ser malentendidos, de parecer frágiles, de terminar a merced de quien está frente a nosotros. No nos desnudamos nunca. Porque nos falta la fuerza de ser hombres, aquella que nos hace aceptar nuestros límites, que nos hace comprender, dándole sentido y transformándolo en energía, en fuerza .Yo amo la simplicidad que se acompaña con la humildad. Me gustan los barbados. Me gusta la gente que sabe escuchar el viento sobre su propia piel, sentir el olor de las cosas, capturar el alma. Aquellos que tienen la carne en contacto con la carne del mundo. Porque ahí está la verdad, ahí está la dulzura, ahí está la sensibilidad, ahí hay aún amor.