Estoy y camino en tu cielo azul, el rincón del corazón donde todas las noches velo tus sueños, donde cada palpitación es un beso eterno.

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31 de marzo de 2010

LOS CABALLOS


Escalé por entre los bosques, sumido en la oscuridad de la hora anterior al alba.
Un aire maligno, una quietud heladora,
Ni una sola hoja, ni un solo pájaro –
Un mundo fundido en escarcha. Salí por la corona del bosque
Donde mi aliento dejaba estatuas retorcidas en la luz de acero.
Pero los valles fueron drenando la oscuridad
Hasta que la linde del páramo – heces ennegrecidas del gris resplandeciente –
Partió en dos el cielo. Entonces vi los caballos:
Enormes en aquel gris espeso – diez megalitos juntos,
Quietos. Respiraban sin moverse un ápice,
Con las crines alisadas y las patas traseras ladeadas,
Sin emitir ningún sonido.
Pasé junto a ellos: ninguno bufó ni agitó la cabeza.
Grises fragmentos silentes
De un silente mundo gris.
En el alto del páramo, me paré a escuchar el vacío.
La rabia del zarapito rajó el silencio con su filo.
Lentamente, algún que otro detalle comenzó a brotar de la oscuridad,
Justo cuando el sol anaranjado, rojo, rojo irrumpió
En silencio, y astillando hasta su cerne una nube rasgada y expelida
Con fuerza, sacudió la sima abierta, reveló el azul,
Y los grandes planetas colgantes.
Yo volví,
Tambaleándome en un sueño febril, abajo, hacia
Los bosques oscuros, desde aquellas alturas encendidas,
Y me acerqué a los caballos.
Allí seguían aún,
Aunque ahora humeando y fulgurando bajo el flujo de la luz,
Sus alisadas crines pétreas, sus patas traseras ladeadas,
Agitándose bajo el deshielo mientras a su alrededor
La escarcha mostraba sus fuegos. Pero ellos siguieron callados.
Ninguno bufó ni piafó,
Con las cabezas colgando, pacientes como los horizontes
En lo alto, por encima de los valles, bajo los rojos rayos niveladores…
Ah, ojalá que en el estruendo de las calles abarrotadas, caminando
[en medio de los años, de los rostros]
Pueda recordarme tal y como fui en aquel lugar tan solitario,
Entre los arroyos y las nubes rojas, oyendo a los zarapitos,
Oyendo persistir a los horizontes.

Ted Hughes
Del blog de Antón Castro

Leí este poema en el blog de Antón y quedé fascinada, me atrajo la manera de escribir de Ted Hughes.

Ted Hughes es uno de los mejores poetas en lengua inglesa de todos los tiempos.
Así lo consideraron sus lectores, que transformaron sus libros en insólitos fenómenos editoriales.
También los críticos, que, favorables o contrarios a él, eran conscientes de que la poesía de Hughes estaba destinada a ocupar un lugar central en la historia de la lírica del siglo XX.

Ted Hughes: antología poética
Se publica en España El azor en el páramo, antología poética bilingüe de Ted Hughes, con traducción de Xoán Abeleira
En librerías el próximo 29 de marzo de 2010




14 comentarios:

Druida de noche dijo...

gracias por darlo a conocer...me gusto mucho...

beso
druida

fonsilleda dijo...

Precioso, maravillosos esos momentos antes de estallar el sol.
Me has hecho recordar los momentos en que nos hemos tropezado caballos en libertad, que son bastantes.
Su imagen perfecta, así como su imperturbabilidad y belleza.
Bicos.

L. Gispert dijo...

Rabiosamente bello, este poema, Aurora, genial poeta, y mi gratitud por darlo a conocer.

Besos.

Beatrice dijo...

Precioso poema Inés y Uds. si que pueden ver ese espectáculo a menudo en esa bella isla en que viven.

Soy visitante diaria del blog de Antón donde se pueden encontrar joyas como ésta.

También fue el marido de la atormentada Sylvia Plath.

Un abrazo
Beatriz

khepri dijo...

Ya que veo estos caballos y me envuelvo con este poema que nos compartes hoy ,, me quedo presa del recuerdo , en la mirada preciosa que tienen estos nobles animales, la transparencia de sus ojos es única , realmente hermosa ,jamás he visto mas claridad que la que ello poseen, besitos preciosa.

Trini Reina dijo...

Estos versos, maravillosos, son los primeros que leo de este poeta y me han parecido excelentes.
Buscaré más de él.

Gracias por dármelo a conocer.

Besos

auroraines dijo...

Druida, si todo lo que escribió es tan magnífico hay que leer más de sus obras.
Un beso

Fonsilleda, me deslumbró como reflejó el momento y la intensidad de su sentimiento.
Un bico

Luis G., lo definiste tal como lo siento.
Un beso

Agrego algo que leí sobre Ted Hughes

"Poeta de “inusual dedicación” (Ann Skea), elaboró una poesía de “dureza insoportable” (Derek Walcott), “con una capacidad de evocación, una continuidad y un poder tales que hace que la mayoría de la poesía contemporánea, comparada con la suya, parezca pálida, exangüe” (Stuart Hirschberg).

Sureando, si Beatriz es algo que se puede vivir en los campos de Tierra del Fuego, y es maravilloso.
Un gran abrazo

Khepri, son hermosos los caballos
tal como tu descripción.
Besitos

TriniReina, lo conocí en el blog de Antón, como vos trataré de leerlo, me deslumbró su escritura.
Un beso

U.S.C.S.S. Nostromo dijo...

No lo conocia, ni a él ni al poema.

necesito mirar a los caballos, demasiado tiempo sin verlos al sol.

Busco a este hombre, atrapa.

besos al Sur del Sur

auroraines dijo...

Hola Franz, bienvenido, que disfrutes tu primavera y te veas todo, después de tan larga ausencia
entre satélites marcianos!

Por la presentación que ví es un gran poeta y en el poema que comparto está la muestra, me gusta.

Soy tu seguidora así que ahí estaré leyéndote cuando te decidas
volver por tu blog.
Un beso desde el Sur al Atlántico Norte

Anónimo dijo...

gracias por compartirnos este bello tema. besos

Froiliuba dijo...

Pues es buenísimo, utiliza los similes de una forma alucinante, que ímagenes mas buenas presenta , gracias

auroraines dijo...

Reltih, es hermoso, me sentí arriba del páramo y portadora de los mismos recuerdos en un presente algo diferente. Me gustó como a vos ;)
Un beso

Froiliuba, me pasó lo mismo que a vos te atrapa el frío y la dureza del momento, el silencio, todo.
Un beso

La sonrisa de Hiperion dijo...

Puedo relinchar? jajaja


Saludos y un abrazo enorme.

auroraines dijo...

Prefiero que rías, un abrazo