La muchacha pasó ante mí
vivaz y ágil como un pájaro;
en su mano una flor resplandeciente
y en su boca un nuevo canto.
Ella puede ser la única en el mundo
cuyo corazón al mío respondería,
¡quien entrando en mi profunda
con una sola mirada lo aclararía!
Pero no, — mi juventud ha terminado…
Adiós, dulce rayo que cautiva —
Perfume, muchacha, armonía…
La felicidad pasó, — ¡y ya no es mía!
Gérad Nerval
Pintura: Mark Arian
4 comentarios:
Ahora con el verano pasaran más.
Besos
Bello poema, nostálgico y real. La pintura preciosa. Cariños
Erik, RosaMaría, cómo la vida con sus perfumes, armonía y los inolvidables momentos de felicidad que nunca falten.
Cariños y un beso!!
La felicidad es cosa de unos instantes, no perdura en el tiempo.
Qué bonito lo que has escrito y la pintura.
Besos.
Publicar un comentario