Comenzaré por decir, sobre los días y años de mi infancia,
que mi único personaje inolvidable fue la lluvia.
La gran lluvia austral que cae como una catarata del Polo,
desde los cielos del Cabo de Hornos hasta la frontera.
En esta frontera, o Far West de mi patria,
nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia.
Neruda
9 comentarios:
¡Bellìsimo Inès! Asì tambièn nacì yo, como lo dice Pablo. La lluvia siempre omnipresente.
Un abrazo, amiga.
Tiene la magia y encantamiento del cielo del Sur que llueve en las palabras de Neruda.
Gracias Beatriz por el texto, es maravilloso!
Un abrazo querida amiga
Neruda y su poder de tocar las almas...
Besos
ÉL SIEMPRE EXTRAORDINARIO!!!!
UN ABRAZO
Que belleza TriniReina, para describir su mundo, el paisaje, impregnado de la fragancia que deja la lluvia.
Sentir que aunque hayan pasado los años, aún sigue lloviendo dentro de él.
Atrapa...
Besos
Así es Reltih, un placer leerlo, redescubrir sensaciones que pulsaban en las venas, respirar el aire del viento y empaparse de la calma e implacable lluvia.
Te dejo un abrazo grande!
Imagino que en el momento de escribir esta poesía su ánimo estaba impregnado de gran melancolía y añoranza. Me pasó en Galicia cuando caía el persistente "orballo".
Qué bella forma de expresarlo! Besos.
La lluvia de la infancia, un recorrido por la geografía de su vida, con memorias de nostalgia, como el orballo que te transporta a Galicia.
Es de "Confieso que he vivido" Memorias, Pablo Neruda.
Besos
Sin embargo a mí... la lluvia no me gusta. Sé que es necesaria, pero no me gusta.
Lo que sí me gusta es el olor que deja a tierra mojada en el verano...
Muchos besos
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